sábado, 18 de abril de 2009

CARACOL COL COL, SACA TUS CUERNOS AL SOL...


Y
ahora
podemos decir
que hemos hecho realidad un sueño
que hemos vivido una experiencia única
que hemos aprendido en cada rincón y en cada instante
que hemos sufrido
que hemos disfrutado
que nos hemos sentido extraños
que nos hemos sentido como en casa

Podemos decir
que somos diferentes
que valoramos más las cosas
que nos sentimos cada día más unidos
que estamos en paz con todo
que la vida nos enseña todos los días
que nos sentimos llenos de nueva energía

Podemos decir
que seguiremos soñando toda la vida
que el amor y la sonrisa son cosas necesarias
que hemos de respetar a todo el mundo
que no hay que arrepentirse de nada

que
aunque no nos movamos

somos como caracoles

de aquí para allá

con la vida en la mochila a cuestas...



Este blog está dedicado a todas las personas que lo han leído,
en especial a nuestras mamás,
que se lo saben casi de memoria... ; ) ...
Gracias a todos por acompañarnos desde la lejanía



martes, 31 de marzo de 2009

22 FEB: CRUZAMOS EL RÍO DE LA PLATA: URUGUAY












El domingo por la tarde tomamos el buquebus, barco que atraviesa el Río de La Plata desde Buenos Aires a Colonia; en una horita estamos en Uruguay.

Llegamos sin problemas a esta tranquila ciudad de calles adoquinadas y muros de piedra, que como su nombre indica, conserva en su barrio histórico construcciones antiguas de la época colonial.

Nos instalamos en el hostel "el español", lindo y barato, y ya desde el principio sentimos la tremenda amabilidad de los uruguayos. La ciudad es chiquita, situada a orillas del enorme río; recorremos las principales calles, subimos a lo alto del faro, bordeamos la costanera...

El martes por la mañana tomamos un bus hacia la costa atlántica, la zona este del país, y vamos a parar a Punta del Diablo, un pueblito de pescadores situado entre las dunas a orillas del mar. El cámping en el que acampamos está llenísimo de gente, pero está muy bueno porque tiene una pileta enorme y dispone de servicio de bus a la playa, que queda un poco lejos (el bus tendrá 50 años, no sé cómo hacen para que anden esos cacharros...). A pesar del kilombo turístico, la playa es espectacular. Caminamos un rato entre las dunas hacia el norte y encontramos otra playa menos saturada; ahí montamos nuestro quincho con dos palos y un pareo y pasamos el día a orillas del atlántico.

El jueves continuamos por la ruta dirección sur y nos bajamos en Valizas, pasando con el ómnibus por pueblitos encantadores como Castillos o Aguas Dulces: calles de arena, casitas de colores con tejado de dos aguas y con sus jardincitos, la gente sentada en la calle con sus sillas de playa tomando mate a todas horas...

Es curioso el fenómeno del mate: hay como una especie de "pique" entre uruguayos y argentinos porque toman el mate de diferente manera. Todo cambia de un país a otro: la hierba, el mate, la bombilla, la preparación, todo es diferente. Aprendemos a tomarlo también "a la uruguaya", a base de consejos y sugerencias que nos lanzan todos los que nos ven y gratamente se sorprenden de ver a dos españoles tomando mate.

En Valizas nos instalamos en casa de una señora que ofrece su jardín para acampar, así que nos sale barato y nos encanta poruqe hay un ambiente más familiar, unas 10 carpas, mucho más tranquilo. El pueblo es muy acogedor, las casas parecen construídas por los propios dueños, las calles sin asfaltar, la gente andando descalza, barecitos que ofrecen pescado y empanadas, la placita central con sus banquitos pintados de colores, artesanos en cada esquina... re-buena onda, como dicen por acá.

Por la tarde hacemos una caminata desde la playa de Valizas hasta Cabo Polonio,unos 6 km atravesando las dunas y bordeando la costa. Qué belleza, la costa en su más puro estado salvaje. Integrarse en este tipo de paisajes es terapia, te llena de pureza, te alimenta el alma. Al llegar a Cabo Polonio se pone a llover, pero hace calor, así que no nos importa nada. El Cabo es un pueblo pequeño situado entre dunas; según nos cuentan, hace años era una comuna de unas 10 familias, pero poco a poco se fue convirtiendo en un lugar de atractivo turístico y, aunque sigue siendo pequeño, el pueblo ha crecido un montón. Es un lugar bastante "irreal" en este sentido, todo está montadito para el que viene de fuera, no se respira ambiente de vida de pueblo sino de vida turística. De todos modos nos encanta. Regresamos caminando bajo la lluvia y llegamos casi de noche, un paseo inolvidable.
El viernes levantamos campamento y nos movemos unos km más hacia el sur por la llamada ruta del sol para parar en La Paloma. Ahí hemos quedado con Luciana y Agustín, que se vienen a pasar el fin de semana. Nos instalamos en el cámping de la playa de La Aguada, entre enormes pinos y eucaliptos, aromaterapia natural. La Paloma es mucho más grande que los pueblos que venimos viendo; geográficamente está situada en una punta, así que tiene un montón de playitas, todas juntas, por unas amanece y por otras cae el ocaso. Están todas llenas de casitas, cada una con su particular diseño. El sábado por la mañana recorremos a pie las orillas de La Aguada y Antoniópolis y por la tarde admiramos la puesta de sol desde la playa de La Balconada, espectáculo en el cual no faltan los aplausos del público asistente al final de la función. Compramos pescado para asar con verduritas y por la noche nos ponemos las botas cenando. El domingo pasamos el día en otra playa, La Pedrera. Por la noche se nos viene encima un tormentón y decidimos meternos en una cabaña que nos dejan a buen precio. ¡De la que nos libramos! Viento, relámpagos, piedra, lluvia fuerte...se nos hubiera inundado todo.

El lunes partimos; Agustín y Luciana nos llevan en su coche hasta Piriápolis, pero de camino hacemos unas paraditas: Punta del Este, la playa más "top" del Uruguay, todo mansiones, edificios de lujo, shoppings, inmobiliarias...; y después paramos en Punta Ballena para visitar la Casa pueblo, casa museo del artista Carlos Páez Vilaró, un hombre con una vida intensa y una obra bellísima. Su hijo fue unos de los supervivientes del accidente de avión que hubo en la Patagonia chilena, del que luego se hizo la película Viven. Una visita muy recomendable.

Nos despedimos de los chicos, que amablemente nos dejan en un camping de Piriápolis, con la certeza de que tarde o temprano nos volveremos a encontrar, con la esperanza de que vengan a visitarnos a España, con el sentimiento de gratitud hacia la amistad que hemos forjado en este viaje.

En Piriápolis pasamos un par de días tranquilos y el miércoles partimos hacia nuestro último destino, Montevideo, desde donde tomaremos el aéreo de vuelta a casa. La capital del Uruguay es pequeñita, acorde con el país, y bastante tranquila para ser una cuidad.

Nos cuesta creer que regresamos a casa; ya fue, pasaron 5 meses, nos toca volver al hogar estático, a re-encontrarnos con nuestra gente, a re-hacer nuestras vidas... Al fin y al cabo, ya es hora, ya tenemos ganas...

sábado, 14 de marzo de 2009

21 FEB: BUENOS AIRES





Hay mucha gente que dice que si viajas a Argentina, tienes que ver Buenos Aires, cómo no, tan grande y linda ciudad, no te puedes ir sin verla. Nosotros no somos de ciudades, preferimos la belleza que nos brinda la naturaleza, y no hemos sentido en todo el viaje interés especial por visitar la ciudad que mueve todo en este país. Pero unos amigos de San Nicolás se ofrecen para hacernos una visita guiada el sábado, para llevarnos a los lugares más emblemáticos del centro y ver, aunque sea por un sólo día, cómo es la capital.

Así que nos levantamos bien prontito y salimos de madrugada, Agustín, Luciana, Balbina, Rober y yo, con el auto a rebentar con nuestro equipaje. Llegamos a las 9 de la mañana, dejamos los trastos en el departamento de Balbina y empezamos el tour.

Barrio de Boca y Caminito para empezar, buena hora porque los ladrones no suelen madrugar y es un barrio donde roban mucho a los turistas. Una zona linda, junto a río, lugar donde se situaba el antiguo puerto; se conservan casas antiguas construídas con materiales como maderas, uralita, fierros, todo reciclado, la gente se hacía su hogar como podía, y pintadito de colores, que le dan un toque de alegría y buena vibración. Y Caminito es una calle más de este barrio, famosa porque Gardel la convirtió en tango.

Seguimos por Palermo, la plaza central llena de artesanosy rodeada de bares y cafés, donde la gente con guita se sienta a tomar cualquier cosa, y donde cada tarde se baila tango al son del bandoneón.

La cuidad que vamos recorriendo en coche es como cualquier gran ciudad (si nos dicen que estamos en Madrid, nos lo creemos), con sus clasicones edificios de gobierno a lo colonial, rascacielos, grandes avenidas, tiendas y gente que compra y más tiendas y más gente que sigue comprando. Ésta es la parte del centro; la periferia está llena de villas, lugares donde se asienta la gente más pobre, la mayoría de la cual sobrevive como puede, sacándoles a los que tienen mucho o simplemente más que ellos, o atrapados en tráfico y consumo de sustancias prohibidas. Esa parte de la sociedad que siempre será un problema y que al fin y al cabo es la consecuencia inevitable del sistema de vida que promueve el sistema. La desigualdad social en extremo, la triste realidad que se vive en las grandes urbes de todo el mundo. Por eso preferimos la naturaleza y los pueblos que viven en armonía con ella; hemos recorrido mucho país y toda la violencia, delincuencia y demás ocurre sólo en el centro, el resto duerme con las puertas abiertas, pasean tranquilos, viven humildemente.

Cenamos en un restaurante donde un señor ameniza tocando el bandoneón y cantando míticos tangos (no es cosa fácil, un crac el hombre); y después a descansar, la energía que fluye en las ciudades latinoamericanas es realmente fulminante.

viernes, 13 de marzo de 2009

17 FEB: ÚLTIMA VISITA A SAN NICOLÁS: DULCES BIENVENIDAS, DURAS DESPEDIDAS...

El martes dejamos atrás la sierra cordobesa y partimos de nuevo hacia San Nicolás para encontrarnos con Gonzalo y con toda la familia y amistades que se han creado en aquel lugar durante este largo caminar por la Argentina.

La casa de los Nadal ha significado un auténtico hogar para nosotros, con todo lo que la palabra conlleva: sentirse parte de un lugar, de una familia, de un círculo amistoso. Es admirable cómo toda esta gente linda se ha volcado con nosotros, cómo nos han ayudado a sentir la cercanía, pasando a ocupar un rinconcito bien arraigado en nuestros corazones.

Y el encuentro con Gonza fue genial, contactar con él y, de alguna manera, con todo lo que allá se mueve sin nosotros. Ha sido un continuo conversar, compartir, contar historias personales, pasear por la costanera, admirar las estrellas... un verdadero ejercicio de pura amistad.

En estos 5 días atamos cabos para emprender la última etapa del viaje: compramos el boleto de vuelta, reorganizamos mochilas y decidimos pasar nuestros últimos días en Uruguay. Nos despedimos, uf!, qué extraña sensación la de no regresar, pero al mismo tiempo, tan familiar. Nos vamos, el tiempo nos lleva a otro lugar, y nos llevamos a Laura, Dorito, Lucía, Leo, Agus, Gloria, Euge, Rodri, Juanpi, Cheke, Raúl, Axel, Luciana, Agustín, Maxi, Olga, tantos y tantos más; forman parte de todo lo mejor que hemos conocido en este gran país.

lunes, 23 de febrero de 2009

8 FEB: HACIA EL CORAZÓN DEL PAÍS: CÓRDOBA



Tomamos un bus directo San Martín- Córdoba, de manera que viajamos desde el domingo a las 8 de la mañana hasta el lunes a la misma hora. Al llegar a Córdoba, como no tenemos ganas de quedarnos en la ciudad, tomamos un colectivo que nos lleva a Mina Clavero, pueblecito en el camino a Traslasierra, tres horitas más. Llegamos rebentados: camping junto a l río, traje de baño y a la playa. Tarde tranquila y noche de luna llena.

Nos quedamos tres días junto al río y después viajamos hacia Tanti para quedarnos 5 días en una reserva naturista llamada Yatan Rumi, a unos 15 km del pueblo siguiendo el sinuoso camino hacia la cordillera de "Los Gigantes". El lugar comprende 1200 hectáreas de plena naturaleza: vegetación muy similar a la mediterránea, arroyos, riachuelos y cascadas, muchas vacas pastando los montes y unas vistas impresionantes de todos los pueblos de la zona, ya que estamos a unos 1500 m sobre el nivel del mar.

Acampamos junto a la casa, centro neurálgico de la reserva, de la cual nos dejan disponer para utilizar la cocina, el baño y el salón. Desde el principio hacemos muy buenas migas con Ale, el encargado, que se ríe un montón con Rober. También conocemos a mucha gente acá, sobre todo cordobeses, gente muy copada, con esa graciosa forma de hablar y amables hasta la médula. Disfrutamos de los momentos de sobremesa de las cenas o los mates al atardecer, en los que las interesantes conversaciones espontáneas nos muestran la más pura realidad de este país, narrada por gente que ha vivido y vive todos los desbarajustes que provocan los corruptos políticos que manejan el gobierno. Y, cómo no, las caminatas por el monte, los baños en los arroyuelos y saltos de agua, los atardeceres guitarra en mano, la tranquilidad.

El fin de semana llega muchísima gente (de unas 8 personas que éramos, pasamos a ser 80) con motivo de la celebración del aniversario de la reserva. El domingo se forma un kilombo bárbaro. Nos agobia un poco, de repente se rompe la serenidad de la que veníamos disfrutando, pero también aprendemos de la experiencia y le sacamos su parte positiva: el observar a esta gente y reconocer enseguida a la que vale la pena conocer para compartir un ratito de pura vida y a los falsos naturistas, snobs truchos que sólo están acá para aparentrar que son alternativos, como si de una moda se tratase.

El úlitimo día en Tanti almorzamos con Ale en medio de la sierra, junto a las ruinas de una vieja casa, rodeados de vacas y al son del riachuelo que corretea cerca. Al despedirnos, por la tarde, nos da mucha pena el saber que no volveremos más; Ale es una de esas personas que nos llevaríamos a casa escondidita en la mochila. Hemos visto poco de Córdoba pero, la verdad, cuando llevas tanto tiempo viajando, admirando paisajes, lugares de interés, museos, en fin, haciendo turismo, te cansas, te agotas. El cuerpo te pide parar, la cabeza necesita situarse en el espacio; es un sentimiento extraño pero cualquiera lo puede entender: somos sedentarios, no estamos acostumbrados al nomadismo constante, y llega un momento que la tienes clara: se acerca el final del trayecto...

viernes, 20 de febrero de 2009

4 FEB: LOS 7 LAGOS: DESDE VILLA LA ANGOSTURA A SAN MARTÍN DE LOS ANDES (PROVINCIA DE NEUQUÉN)












Durante el trayecto en bus hacia Villa La Angostura empieza a llover, así que paramos en este pueblo para buscar techo. Por suerte encontramos a un hombre, nativo del lugar y descendiente de mapuches, que nos ofrece una cabaña bastante barata (ya que este lugar es carísimo, turismo de lujo). La cabaña está como a medio construir, n está empisada, no tiene camas, pero sí cocina, baño y estufa, así que no lo dudamos: dormimos en el suelo pero bien calentitos. Nos quedamos dos días, una vez más atrapados por la lluvia, incluso el agua nieve, casi sin poder salir. Pero ha sido muy bueno encontrar la cabaña, hace mucho frío en la montaña.

El viernes por fin sale el sol, así que tomamos el bus hacia la ruta de los 7 Lagos, camino hacia San Martín de los Andes. El trayercto es de una belleza única, una vez más flasheamos con estos paisajes, los lagos son enormes y están rodeados de grandes montañas cubiertas de pinos, alerces, abetos y qué sé yo. Sinceramente, estos lugares son de lo más lindo que vimos en la vida.

Paramos en el Lago Villarino y acampamos en una zona libre. Elegimos un lugar muy tranquilo, cerca de la playita que forma el lago, carpamos y vamos a buscar leña para cocinar y calentarnos en la fría noche que nos espera. Después de cenar una rica sopa de calabaza y cebollitas asadas, matenemos un rato el fuego para entrar en calor. Pero la noche la pasamos helados de frío, casi sin poder dormir, con la humedad adherida a los huesos. Tenemos sacos de verano y aún abrigados hasta los dientes, no se pasa este frío húmedo que provoca el lago. Así que al día siguiente decidimos partir, el lugar es increíble, pero el frío nocturno no se puede soportar.

Hacemos dedo en la ruta hacia San Martín pero no nos levanta nadie, así que termenamos en el bus. Al llegar a la terminal compramos boleto para viajar a Córdoba la mañana siguiente. Hacemos noche en una casa particular muy humilde, en barrio de montaña, a las afueras. Tienen un lugar con 3 o 4 habitaciones, cocina y baño. Compartimos cena con otros huéspedes y por la noche salimos un rato, es un lugar muy tranquilo y no hay peligro.

La verdad es que lo que se piensa en europa de Latinoamérica, de Argentina, es un poco exagerado. Me refiero a la peligrosidad de las calles, la delincuencia; todo eso ocurre en las grandes urbes, sobre todo del centro del país. El norte y el sur son lugares donde la gente vive con las puertas de las casa abiertas y son un sol de amabilidad y hospitalidad.

28 ENE: EL BOLSÓN- BARILOCHE (RÍO NEGRO)








El pueblo de El Bolsón fue durante la época de las dictaduras el refugio donde venían a parar los perseguidos y fue fundado por ellos, sobre todo gente del mundo del arte, músicos, escritores y demás, peligrosos perturbadores del orden militar. Lo que empezó siendo una especie de comuna hippie hoy es un pueblo de lo más turístico, con su gran hipermercado y sus tiendas de souvenirs. Hay mucha gente, mucha; esta época acá es como el agosto español, todo el mundo anda "de joda".

Nos quedamos un par de días y lo más interesante que hacemos es ponernos a tocar en la calle; no sacamos ni un peso, pero nos encanta, y la verdad es que hay bastante gente que se queda con la onda que le tiramos, se sientan, escuchan, preguntan... Con eso es más que suficiente.

El viernes 30 tiramos hacia Bariloche; es curioso, esperando el bus en la plaza, en El Bolsón, nos encontramos de nuevo con Jordi y Berta, los amigos de Barcelona con los que compartimos viaje en Misiones y en Brasil durante el mes de octubre, con los que nos volvimos a encontrar de sorpresa en medio de la caótica ciudad de La Paz, en Bolivia... Increíbles estas coincidencias de la vida ( Xè nois!, això no és casualitat, i estem segurs de que la vida ens tornarà a creuar en algún altre lloc d'aquest inmens món pel que viatgem...i serà un plaer, com sempre, tornar-vos a vórer: PURA VIDA!)

En Bariloche, Ezequiel y Joaquín, amigos de San Nicolás, nos acogen en su cabañita de madera. Pasamos 5 días con ellos; viven alejados del centro, en la montaña, cerca del cerro Otto, el cual subimos un día para admirar las vistas que ofrece del gran lago Nahuel Huapi. La ciudad es muy muy turística; en el mirador Otto hay un teleférico que te deja en un shopping, de locos... Pero a la gente le encanta.

El 1 de febrero la abuela Isabel vuela hacia las estrellas. Me entran unas ganas tremendas de estar en casa, cerca de mi familia. Además, al leer los mails de nuestra gente, es como si una pequeña energía nos empujara hacia allá. Empezamos a sentir cada vez más las ganas de regresar, re-encontrarnos, recuperar el hogar estático.

Pero el viaje continua: el miércoles 4 de febrero partimos hacia Villa La Angostura para emprender la Ruta de los 7 Lagos...

jueves, 19 de febrero de 2009

18 ENE: SIGUIENDO LA RUTA 40 HACIA EL NORTE: ESQUEL (CHUBUT)









El domingo por la noche partimos hacia Esquel, 1200 km hacia el norte, por la ruta 40, todita de ripio. Salimos a las 12 de la noche y llegamos a las 6 de la mañana del martes, es decir, 30 horas de bus.

Al llegar a esta ciudad, la más grande de la provincia de Chubut, nos instalamos en el camping más cercano a la terminal. Decidimos comprar víveres para unos días e ir al parque nacional Los Alerces, que queda a una hora de la ciudad. Es una reserva natural que comprende un gran bosque de alerces y varios lagos y glaciares y hay un montón de campings libres. En el bus hacemos buenas migas con gente de Buenos Aires y cuando toca pagar la entrada al parque nos hacemos pasar por argentinos, cebando y tomando mate con ellos, sin decir palabra, el mejor disfraz. Así la entrada nos cuesta 8 pesos, en vez de 30 que le cobran a un extranjero.

Nos bajamos en el lago Futalaufquen (nombre mapuche que no conseguimos saber qué significa) y acampamos en un buen lugar con Leandro, Julián, Nico y Vale, los chicos que conocimos en el bus. Charlamos un montón con esta gente, sobre cómo se vive en españa y cómo en Argentina, sobre música, literatura, cine de acá y de allá... Además Leandro es percusionista y Nico trajo otra guitarra, así que por la noche, después de compartir una buena cena, hacemos una fogata con música de todos los colores.

Hay un tráfico incesante de mochileros por toda la Patagonia. Casi todo gente joven, argentinos, pocos extranjeros. Nos quedamos unos días haciendo vida de camping: caminatas, baños en el lago, fogatas...en fin, muy estresados no estamos...qué vida!

Después de pasar tres días en Futalaufquen, tomamos un bus hacia Lago Puelo, un poco más al norte, y nos instalamos en el camping, esta vez pagando. Por fin una ducha...

Este lugar es un hervidero de músicos, actores y actrices, artesanos, malabaristas...es increíble lo que acá se cuece cada día. La música suena en cada rincón, hay guitarras, bandoneones, melódicas, cajones, djembés, flautas, saxos, trompetas... melodías improvisadas en todos los estilos, la gente toca maravillas. El lugar, por descontado, nos atrapa, nos inspira, nos remueve de nuevo las ganas de tocar con Andergrau, con Semenéska y con todos los demás que ahora estáis tan lejos. Pero no falto a unas sesiones de jazz que durante dos tardes se han montado cerca de nuestra carpa, dibujando con la guitarra las líneas de bajo de temas como All of me, Four, Blue Bossa y muchos más.

En una de estas mágicas noches le hacemos nuestro particular homenaje a la abuela Isabel, que ahora pasa por difíciles momentos, cantando humildes melodías junto a un fueguito que levanta sus llamas hacia el techo de estrellas bajo el que respiramos. Es como el símbolo de la energía que queremos enviar a la familia: calor y luz, fuerza y serenidad.

Después de 4 días en este bohemio lugarcito de la Patagonia, nos movemos rumbo norte hacia El Bolsón, que queda a pocos km.

jueves, 5 de febrero de 2009

14 ENE: EL CHALTÉN, PATAGONIA VIVA












Al día siguiente las mañana está despejada y con poco viento, así que nos vamos a hacer un trecking hacia el Lago Torre, que alberga al glaciar Grande. El paisaje que recorremos es un bosque lleno de árboles y muchos de ellos están quebrados; en sus troncos se encuentran las larvas de unas termitas que los deboran. Estas larvas son el alimento del pájaro carpintero, que come diariamente el equivalente a su peso por el gran esfuerzo que le supone buscar las larvas.

Vamos andando con los ponchos-chubasquero puestos porque a ratos llueve y para protegernos del viento, y nos da la sensación de que somos hobbits o algo así, es un lugar hermoso. Nos cruzamos con un montón de gente que viene y va.

Al día siguiente la mañana nos recibe con un gran temporal de lluvia y viento. No se puede salir a la calle, es algo que en mi vida había visto, pero acá en El Chaltén resulta ser algo normal. Este pueblito se fundó en 1985 sólo como lugar de alojamiento para turistas; lo único que hay son albergues, campings, tiendecitas de víveres, locutorios y bares: todo para el que está de paso. Sólo viven acá todo el año los dueños de los negocios y deben ganar muy bien para ello porque vivir en este lugar es muy sacrificado. En invierno viven 300 personas y en verano, 4000.

El viernes amanece soleado, después de todo un día de temporal que nos deja encerrados en la cabaña. Así que aprovechamos el día para hacer la caminata hacia el Fitz Roy, famoso cerro que también le da nombre al pueblo, ya que los indígenas que habitaron estos parajes lo llamaron "chaltén", que significa volcán, porque eso pensaban que era: al estar casi siempre cubierto de nubes en su cima, parece que esté echando humo. El sendero hacia el pico es precioso, tardamos unas 5 horas y el último tramo es muy rocoso y empinado. Pero al llegar arriba, a la base del cerro, al admirar la Laguna de Los Tres y la Laguna Sucia, de un azul celeste intenso, con la nieve entre las rocas que vamos pisando, nos quedamos clavados de la emoción. Rodeados de belleza por todas partes, estamos orgullosos de haber llegado hasta este lugar un día despejado en el que se llega a ver a momentitos la punta del Chaltén. Inolvidable. Regresamos a paso ligero pasando por otra laguna llamada Capri, inmensa y cristalina, y en 3 h. y media llegamos al pueblo. Son las 22 h. pero todavía el cielo ofrece bastante luz: acá en la Patagonia, en esta época del año, amanece sobre las 5 de la madrugada y anochece a las 23, y en invierno amanece a las 9 y anochece a las 18 h. Qué loco, verdad? Nos es imposible intuir qué hora es, siempre pensamos que es más pronto de lo que marcan los relojes.

Ya en la noche nos despedimos de Markus y Eunisi, el alemán y la colombiana con los que venimos compartiendo viaje desde el Lago Roca. Parten hacia Bariloche. Ha sido muy agradable estar con ellos, una pareja muy divertida con la que nos ha encantado compartir, dar y recibir.

El sábado continua el buen tiempo y hacemos un senderito corto hacia el mirador de Los Cóndores y el de Las Águilas, que en realidad no valen mucho la pena comparados con los otros que ya hemos hecho. Pasamos el resto de la tarde en la cabaña, conversando con la gente nueva que va llegando y haciendo las tareas típicas de todo viajero-mochilero: revisar los víveres, lavar ropa, hacer cena, lavar cacharros, leer un poco, escribir este diario, dormir como angelitos ahora que podemos...

8 ENE: VOLAMOS HACIA LA PATAGONIA: EL CALAFATE (PROV. DE SANTA CRUZ)












Encontramos un vuelo B. As- El Calafate por 130 eu cada uno y, haciendo cálculos, ir por vía terrestre nos va a costar más dinero y muchas energías, así que decidimos ir en avión. El vuelo tarda 3 h. y nedia y todo transcurre con puntualidad. A las 17 h. llegamos a este pueblito situado junto al lago Argentino, rodeado de imponentes montañas de cimas nevadas.

Nos instalamos en el cámping, llenísimo de gente (empezaron las vacaciones de los argentinos). El pueblo es muy turístico, está lleno de bares, restaurantes y tiendas, todo caro, precios europeos, aunque los supermercados "la anónima" mantienen precios argentinos, así que estamos salvados por ese lado.

Pasamos un par de noches y el sábado 10 de enero nos vamos al Lago Roca, a unos 60 km de Calafate, donde hay un camping que nos recomendaron. El lugar es de cuento de hadas, muchos árboles, florecillas amarillas y violetas, montañas que parecen dibujos, con esas pinceladitas de nieve en las cumbres y tonos verdes oscuros sombreados en las laderas. y los cielos con esas nubes tan redondas... Los días aquí son espectaculares. Compartimos la parcela del camping con otra pareja, ella colombiana y él alemán, y se crea muy buena onda.

Nos dedicamos a hacer treckings por los cerros y caminos cercanos: el domingo subimos al cerro "los cristales", unos 1200m de altura, y desde lo alto se admiran las famosas torres del Paine, en Chile, y varios glaciares, entre ellos el famoso Perito Moreno; el lunes visitamos un lugar donde hay pinturas rupestres de la cultura tehuelche, indígenas que habitaron esta zona de la Patagonia; y el martes visitamos el Perito Moreno, el glaciar más grande del mundo en avance, una obra de arte de la Madre Tierra. Hacemos la siguiente jugada para entrar en el parque nacional donde está el glaciar sin pagar la entrada (que cuesta 60 pesos por persona): la tarde anterior, los chicos se van a Calafate a dedo; allí alquilan un coche por un día y regresan al Lago Roca; al día siguiente nos levantamos a las 6 de la mañana y con el coche nos vamos hasta el glaciar, que está a unos 40 km del lago, de manera que entramos en el parque nacional antes de las 8 h. (hora de apertura) y n hay nadie en las taquillas de entrada; disfrutamos de las vistas recorriendo las pasarelas casi vacías, en el silenio de la mañana se escuchan los desprendimientos del hielo, que al caer en el agua resuenan largo rato como un rugido que recorre todo el glaciar...ese sonido es algo único en el mundo. A las 10,30 h. empiezan a llegar colectivos llenos de gente y nosotros ya hemos disfrutado de un encuentro íntimo con el señor Moreno; tomamos el desayuno tranquilamente y a eso de las 12,30 salimos del parque; por suerte, no nos paran a la salida y la jugada nos sale perfecta. Al alquilar el coche, el transporte también nos ha salido mucho más barato; en total hemos ahorrado 200 pesos por pareja y, conforme están los precios por acá, nos viene de perlas.

En el sur todo resulta mucho más caro que en el resto del país. Hay tanto turismo extrangero que se aprovechan de la situación: cobren lo que cobren, la gente va a seguir viniendo, ya que éste es un lugar único en el mundo. Menos mal que hay muchois campings, que son la alternativa barata para gente como nosotros.

Después de la visita al glaciar regresamos al camping, recogemos las cosas y volvemos a El Calafate. En la termnal de buses decidimos tomar dirección norte y muy a nuestro pesar descartamos Ushuaia, ya que el viaje resulta muy costoso y pesado y encima hay que ir y volver por el mismo sitio; hablamos de 18 h. de viaje por carretera de ripio, en el que hay que tomar 2 buses, cruzar frontera con Chile, un barco... La plata se nos va, hay que seguir hacia el norte. Así que compramos víveres y tomamos un bus hacia El Chaltén, a unos 230 km, un pueblito desde el cual arrancan un montón de senderos hacia lagos, cerros y glaciares imponentes. Llegamos a las 21,30 y hace mucho viento y frío. Decidimos buscar un techo y encontramos una cabañita que nos sale a 70 pesos por pareja, barato en este lugar. Ahí nos quedamos.





29 DIC: VUELTA A SAN NICOLÁS PARA FIN DE AÑO












Decidimos volver de tirón para descansar unos días en San Nicolás y celebrar con esa gran familia el fin de año. El viaje desde Tarija (Bolivia) a San Nicolás (prov. de Buenos Aires) se convierte en una odisea de 37 horas, un día + una noche +otra día. Se dice pronto...

Pero llegar a un lugar que conoces, donde te abren la puerta y te reciben con abrazos, donde te ofrecen cama y toallas limpias, te lavan la ropa, te preparan comidas llenas de amor y buen gusto, después de andar casi dos meses sin saber dónde vas a ir a parar (y a veces llegando a parar en auténticos cuchitriles...), ese es el regalo más grande que nos podría ofrecer esta atípica navidad.

Re-encuentros
gente nueva y gente renovada
fiestas y celebraciones
buen vino
comidas caseras de concurso
mucha música
canciones nuestras suenan en todas las reuniones
nochevieja "de joda" hasta el amanecer
se forjan amistades
se estrechan los lazos...

Descansamos 8 días, sin hacer demasiado, nos dejamos cuidar, disfrutamos de la piscina y el lindo jardín de la casa, de los helados de la "Italia", de los paseos por la ciudad...
Y así nos recargamos para seguir adelante, rumbo al sur, como CARACOLES, de aquí para allá, con la vida en la mochila a cuestas...





jueves, 1 de enero de 2009

22 DIC: LLEGÓ LA NAVIDAD...












El dia 22, mientras en España todos esperan la llegada de las fiestas, nosotros nos pasamos parte del día y toda la noche viajando: desde Villa Tunari a Cochabamba ( 3 h y media) y de Cochabamba a Sucre (desde las 7 de la tarde hasta las 6 de la mañana). Duro viaje en un bus viejo, estrecho, lleno de gente que duerme hasta en los pasillos y en los maleteros, poco ventilación, olores fuertes... Estamos desarrolando con creces la virtud de la paciencia en este viaje.

Llegamos a Sucre, nos instalamos en un céntrico hostal, dormimos 2 horitas en posición horizontal, nos duchamos y salimos a recorrer las calles. Cómo no, el mercado nos atrapa: "¿ qué va a llevar, joven?"; "vengan, vengan! hay sopa de maní, chicharrón, majadito, tallarín con pollo!"; "comprame platanitos..."; "¿qué andan buscando?"; "ensaladita de frutas le daré, batido multivitamínico, pasen, pasen!"; "hay choripan, sanwich de palta con huevo, mate de coca, café, tomen asiento, ahisito nomás!"... Las voces de las mamitas no cesan en todo el día. Se respira la navidad, hay muchos puestos de juguetes, dulces navideños (el panetone y el roscón), árboles y adornos, belenes, villancicos (versión cumbia! socorrooo!!)

La ciudad es bonita, alrededor de la plaza 25 de mayo (fecha en que se logró la libertad en la guerra de independencia gracias al mariscal Sucre) se encuentran los edificios más importantes, todos de estilo colonial, que hoy en día hacen la función de iglesias y museos. También se ve a muchísima gente mendigando, tirada en la calle...uf!! son imágenes de 2 segundos que se clavan en la mente para toda la vida.
El día de nochebuena por la mañana viajamos a Potosí. llegamos a mediodía, nos instalamos y cogemos un micro que nos lleva al centro. Comemos una sopa en los comedores del mercado y después nos vamos hacia la Casa de la Moneda. Mala suerte: en la puerta hay un cartel que dice que va a esta cerrado 2 días por las fiestas navideñas, y justo ese es el tiempo que nos vamos a quedar... Es una pena porque dentro hay un museo del que todo el mundo habla, que cuenta la historia de la ciudad, tan importante durante la colonización con su imponente Cerro Rico, llenito de plata por fuera y por dentro, y también de cómo se empezaron a cuñar las primeras monedas en el continente. todavía hoy se sigue explotando el cerro, al pobrecito le están sacando las entrañas los sufridos mineros, que trabajan en durísimas condiciones por un sueldo de mierda. Justamente vemos una manifestación en la plaza central: para hacerse oir, estallan dinamita en las calles.
Nuestra cena de nochebuena consiste en una rica ensalada de frutas con yogur, pero poco puede comer Rober: le agarra un virus o algo así y se pasa la noche de cagaleras y vómitos...menuda nochebuena!

Al día siguiente, Navidad, como Rober está hecho polvo, nos pasamos la mañana sentados en un banco de la plaza viendo a los niños "bien" estrenando sus regalos de papá noel mientras los niños de la calle les observan con atención. Viva imagen de la desigualdad social latinoamericana.

Por la tarde cogemos el bus hacia Tarija y llegamos al día siguiente a las 6 de la mañana después de 11 h de carretera de piedras. Sin comentarios... Nos acomodamos en un alojamiento familiar y descansamos un rato. Después salimos a recorrer el centro de la ciudad: es el lugar con más gente de piel blanca que hemos visto en el país, aunque la mayoría sigue siendo indígenas. Por fin dejamos atrás el frío y el mal de altura, ciudad tranquila entre montañas, con ese particular trajineo de la gente boliviana, unos venden, otros compran, otros piden; viven, sobreviven, dejan que la vida pase sin más...

Al día siguiente nos vamos en micro a un pueblecito cercano llamado Coimata y pasamos el día en las montañas (cordillera de Sama), junto al río y los saltos de agua. Subimos 3 km por la quebrada, entre espesa vegetación, y en medio de dos cerros admiramos un salto de 3o m, espectacular. Ya teníamos ganas de naturaleza, las ciudades en Bolivia son muy pesadas. El humo que tiran los tubos de escape es irrespirable. La mayoría de los autos son viejos y no pasan ningún tipo de control. A veces tenemos que ir con media cara tapada con la chaqueta para no respirar esa porquería.

Y en fin, al día siguiente el virus me agarra a mí, igualitos síntomas que Rober, un día y medio largando residuos corporales, malestar, dolor de huesos... Depuración, al fin y al cabo, nada más grave que eso...
(FOTOS: 1) Coimata;
2) Tarija;
3) Potosí, Cerro Rico al fondo;
4) mamita e hijita;
5)mercado central de Sucre)

17 DIC: DE VUELTA AL ALTIPLANO: HACIA COCHABAMBA








El miércoles 17 de diciembre nos pasamos el día viajando: 3h y m4edia desde Copacabana a La Paz y 9 h más desde La Paz a Cochabamba. Llegamos de noche, muy cansados, y nos metemos en el primer hotel asequible que encontramos.


Al día siguiente paseamos por Cochabamba; alguien nos dijo que esta ciudad era linda, pero a nosotros no nos gusta nada, es sucia y apestosa, llena de coches que pitan a todas horas, caótica urbe incansable. Así que no lo pensamos demasiado y el viernes por la mañana salimos en bus hacia Villa Tunari, un pueblecito dentro de la provincia de Cochabamba enclavado en la selva boliviana. El viaje debería haber durado 3 h, pero tardamos 5 h en llegar: el bus, un cacharro lleno de polvo y mugre; el conductor, un gordo grasiento temerario que adelanta a camiones en las curvas y grita insultos a quien hace lo mismo que él, que engulle pollo con arroz mientras conduce, que para en todos los puestecillos de carretera para comprar más y más comida, que pone cumbia y reeageton a todo volumen y a quien no le guste que trague y calle... y para colmo, a mitad de camino se pincha una rueda y hay que esperar a que el gordo la cambie. A pesar de todo llegamos sanos y salvos y nos reímos de la surrealista situación.


Villa Tunari está a 290 m sobre el nivel del mar y el cilma es muy húmedo y caluroso. El cuerpo suda a todas horas, de nuevo los mosquitos y bichos sorprendentes, las picaduras, el sol abrasador, las tormentas tropicales... Nos quedamos 3 días en este pueblo del trópico cochabambino. Una mañana hacemos rafting por el río (primera vez para los dos), remando con la corriente en los tramos rápidos (más de una vez salimos disparados de la barca al agua por la fuerza del río) y admirando la vegetación y los pájaros en los tramos tranquilos. Es curioso, las comunidades indígenas de la zona atraviesan el río en tirolina, ya que es bastante peligroso cruzarlo a nado, y a veces se ve a una familia, padre, madre e hijo, cargados con las compras, volando en la cuerda de un lado a otro.


También comemos aquí pescados frescos de río buenísimos, el surubí, el pacú y el sábalo, a la brasa, impresionantes. Son típicos de la región y resultan baratos, igual que los plátanos: puedes comprar una rama entera, en la que habrán unos 40 plátanos, por 5 bolivianos, que viene a ser medio euro, o una papaya enorme por 2 bolivianos... Nos ponemos morados de fruta y pescado.