sábado, 14 de marzo de 2009

21 FEB: BUENOS AIRES





Hay mucha gente que dice que si viajas a Argentina, tienes que ver Buenos Aires, cómo no, tan grande y linda ciudad, no te puedes ir sin verla. Nosotros no somos de ciudades, preferimos la belleza que nos brinda la naturaleza, y no hemos sentido en todo el viaje interés especial por visitar la ciudad que mueve todo en este país. Pero unos amigos de San Nicolás se ofrecen para hacernos una visita guiada el sábado, para llevarnos a los lugares más emblemáticos del centro y ver, aunque sea por un sólo día, cómo es la capital.

Así que nos levantamos bien prontito y salimos de madrugada, Agustín, Luciana, Balbina, Rober y yo, con el auto a rebentar con nuestro equipaje. Llegamos a las 9 de la mañana, dejamos los trastos en el departamento de Balbina y empezamos el tour.

Barrio de Boca y Caminito para empezar, buena hora porque los ladrones no suelen madrugar y es un barrio donde roban mucho a los turistas. Una zona linda, junto a río, lugar donde se situaba el antiguo puerto; se conservan casas antiguas construídas con materiales como maderas, uralita, fierros, todo reciclado, la gente se hacía su hogar como podía, y pintadito de colores, que le dan un toque de alegría y buena vibración. Y Caminito es una calle más de este barrio, famosa porque Gardel la convirtió en tango.

Seguimos por Palermo, la plaza central llena de artesanosy rodeada de bares y cafés, donde la gente con guita se sienta a tomar cualquier cosa, y donde cada tarde se baila tango al son del bandoneón.

La cuidad que vamos recorriendo en coche es como cualquier gran ciudad (si nos dicen que estamos en Madrid, nos lo creemos), con sus clasicones edificios de gobierno a lo colonial, rascacielos, grandes avenidas, tiendas y gente que compra y más tiendas y más gente que sigue comprando. Ésta es la parte del centro; la periferia está llena de villas, lugares donde se asienta la gente más pobre, la mayoría de la cual sobrevive como puede, sacándoles a los que tienen mucho o simplemente más que ellos, o atrapados en tráfico y consumo de sustancias prohibidas. Esa parte de la sociedad que siempre será un problema y que al fin y al cabo es la consecuencia inevitable del sistema de vida que promueve el sistema. La desigualdad social en extremo, la triste realidad que se vive en las grandes urbes de todo el mundo. Por eso preferimos la naturaleza y los pueblos que viven en armonía con ella; hemos recorrido mucho país y toda la violencia, delincuencia y demás ocurre sólo en el centro, el resto duerme con las puertas abiertas, pasean tranquilos, viven humildemente.

Cenamos en un restaurante donde un señor ameniza tocando el bandoneón y cantando míticos tangos (no es cosa fácil, un crac el hombre); y después a descansar, la energía que fluye en las ciudades latinoamericanas es realmente fulminante.

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